Tras un muy difícil 2019 para la sociedad chilena, este plebiscito fue la respuesta a las masivas protestas sociales que estallaron hace un año, y en el cual se decidió, gracias a una abrumadora mayoría de votos, modificar la Constitución redactada en la dictadura de Augusto Pinochet.
Con más del 95% de la votación escrutada, la opción “Apruebo” consiguió el 78% de los sufragios. La reforma de la constitución se realizará por medio de una junta de 155 personas, y la cual permitirá que se redacte la primera constitución del mundo con paridad de género.
Las 155 personas que integrarán la convención ciudadana que redactará la nueva Constitución serán elegidas por votación popular el 11 de abril del año que viene y tendrán nueves meses, prorrogables una sola vez por tres meses más, para elaborar el nuevo texto de la Constitución Política. Este documento será sometido a un nuevo referéndum en el 2022 el cual será de voto obligatorio, y en el cual se definirá si los chilenos aceptan el texto propuesto.
“Hasta ahora la Constitución nos ha dividido. A partir de hoy, todos debemos colaborar para que la nueva Constitución sea el gran marco de unidad, de estabilidad y de futuro”, aseguró el presidente Sebastián Piñera. “Hoy hemos demostrado nuevamente la naturaleza democrática, participativa y pacífica del espíritu de los chilenos y del alma de las naciones honrando nuestra tradición de república”, agregó.
Históricamente, la Constitución de 1980 se reconoce por la gran cantidad de desigualdades que en ella se conciben. La misma no establece la privatización directa de servicios públicos como salud o la educación, sin embargo, fomenta la participación de los privados y reduce el tamaño del Estado.
Tras un año difícil de manifestaciones y crisis sociales, Chile ve esta aprobación como la mejor salida hacia un futuro prometedor, por medio de la vía democrática y popular que el mismo pueblo ha escogido.